Aquéllos días en los que te levantas porque así lo indica la rutina. Desayunas, porque es parte de tu vida diaria también. Pero ¿realmente tengo ganas de hacerlo?. No, por lo menos no querer levantarme. Porque el día no ayuda y las ganas son nulas. 
Tengo días en los que me siento bien y todo es perfecto (o así parece ser, por momentos). Pero otros en los que no quiero saber nada, ni de mi misma y menos de los demás. Sin embargo si hago todo lo que debería hacer es por simple rutina y parece absurdo que sólo una persona te pueda cambiar el estado de ánimo o por lo pronto, mejorar un poco. Porque eso debería lograrlo yo misma. 
No creo en que exista la media naranja. Por qué pensar que para estar completa necesito a otra persona si puedo lograr todo lo que me proponga yo sola, verdad?. No obstante, pienso que hay cosas que en la vida nacieron para llevarlas a cabo con otra persona. Crecer por ejemplo. ¿Cuándo voy a dejar de crecer? 

Pulsar.

Creo en el amor porque nunca estoy satisfecha.

Es mi salvaje corazón.

Llega justo a tiempo.