Suena el despertador, con suerte habré dormido seis horas. Amanecer pensando que en pocas horas entro a trabajar. Decido levantarme de la cama, hacerme el desayuno que consta de un jugo exprimido de naranja y dos tostadas (en verano, el invierno en vez de jugo tomaba café con leche batido. Sí con la espumita arriba. Dos de azúcar). Sentarme a desayunar mientras miro el facebook. Luego irme a bañar. Salir de la ducha, secarme el pelo, plancharlo, vestirme. Volver a la pc. Maquillarme. Volver a la pc. Cuando falta media hora para entrar a trabajar, salir para la parada del 84. Perder uno antes de llegar a la esquina, siempre me pasa. Entonces me tomo el 124 ya que no llego más y bueno, me dejará a un par de cuadras más, hay que caminarlas. Buscar un asiento al lado de la ventana, si es el de uno que esté sobre la rueda, mejor aún. Ir escuchando música y por momentos cerrar los ojos y guiarme por las vueltas que da el colectivo para saber dónde estoy. Ringg, parada chófer. Me bajo, camino. Llego al trabajo. Me cambio y bajo a fichar. ¿Qué hay que hacer?. Una vez que encuentro qué hacer, mientras cobro, lo llevo a cabo también. Luego, pasan las cuatro horas y es tiempo de irse a casa. Me cambio, saludo y me voy. Esperando el 84 otra vez. Esa sensación de felicidad cuando apenas llegás a la parada y ves que está viniendo. A esa altura, al estar cerca de la terminal, el colectivo viene vacío y tengo posibilidad de sentarme donde quiera. Que lindo. Sí, disfruto de esas pequeñas cosas: Sentarme del lado de la ventana en un asiento que esté sobre la rueda mientras el viento me pega en la cara y voy escuchando música. Ringg, parada chófer. Bajo, camino esas tres cuadritas a casa. Y al llegar a casa con un hambre atroz, almuerzo. ¿Y luego? Qué hay para hacer, no sé. Entonces recurrimos a la PC. Si hay algún plan a la tarde, ya sean tomar mates, salir a caminar o lo que sea, me siento disponible y salgo. Pero sino me quedo en mi casa aburriéndome. Pero sí, con la esperanza de al menos por la noche asomar un poco la cabeza a la calle. Entre cosa y cosa. Se hicieron las diez de la noche y Mamá llega de trabajar. Hora de cenar. Luego de alguna posible sobremesa me pongo a chatear (qué otra cosa queda...) Se hacen la una o dos de la mañana y es hora de dormir. Para que el otro día suene el despertador. Sí, habiendo dormido con suerte seis horas...
Hablando de un día de la semana en el que mi jornada laboral es de 10 a 14 hs.
Mi rutina semanal diaria es muy triste. Necesito un cambio right now!